Virginia de Albán

SEDUCCIÓN DEL MAR...

 

El mar me seduce con sus penumbras

 semidesnudo él, semidesnuda yo,

inventor instantáneo de invasivas auroras.

 

Pero la noche aún no se termina,

 y aparecen y desaparecen sus estelas

sobre mi cuerpo detenido,

como una deuda que quizá en el perdure.

 

Porque el mar continúa seduciéndome,

hasta encontrar este secreto ambiguo

donde se mece mi procacidad.

 

Sus revoloteos sobre mi cuerpo,

son la húmeda extensión de sus sueños:

espejismos ascendiendo

por la lenta arena de su sed.

 

Brama desasida su piel sobre mi piel,

aquí entre los balsámicos

humedales cómplices de la noche.

 

Agotados los dos

como dos relámpagos del ayer,

como el alba en sí misma

agotada por su propia luz.

 

 Mientras mi vientre se convierte en luna

sigilosa sobre el mar…

Y hasta la aurora

se inventa y se reinventa en él.