Espero con ansia el día,
que a la sombra del ocaso,
abrirás tu corazón
al sentimiento, a un amor viejo,
semiolvidado, polvoriento
como clavel marchito,
y sentirás las ganas
de amar con aire indiferente,
distraído en un vago recuerdo,
mariposas revolando en tu vientre,
el tono ambiguo de palabras tiernas
rozando el interior de tus oídos,
un palpitar de mis versos
escritos con el sudor del alma;
que escritos fueron por ti, para ti,
veras una tropa de ángeles
surcando tus cielos, de duendes
cultivando ilusiones, sentirás
la exaltación de los cantos de esperanza,
entre risas y gemidos del corazón
y del alma que son íntimos testigos
de un amante derramándose
en el mundo, con una marea
de afectos encendidos,
que todos exploraban,
menos tú; tan ajena y en descuido.
Todo entre mis dedos quedó,
y se abrirán los párpados extraños
cuando en estimuló las intenciones
y los sentidos arrinconen tus debilidades,
siendo solo sombra de mi sombra
al borde de mi olvido.