Te tengo a mi merced,
dulcemente entregada
como un lienzo en blanco
donde plasmar mis fantasías,
donde pintar con mis dedos
un collage al óleo de tus pulpas.
Me recreo en tu desnudez pagana,
tus cabellos desbocados
tus ojos encendidos,
tus pechos galopantes como gacelas tiernas
tu vientre palpitante y jugoso…
Y mojo el pincel en tu acuarela
perfilando tu cuello torneado,
tus labios de guayaba,
los racimos maduros
que se abren al roce de mi lengua
mientras mis dedos hacen brotar
las fuentes cristalinas.
Tu piel se torna ansiosa
Y los muslos me ofrecen tus secretos profundos
mientras tus manos buscan mi pincel tembloroso
y acarician su recia empuñadura
pidiéndome que empiece dibujarte,
pero en la paleta aún faltan mil matices
y la tela aun huele a tela nueva...
deslizo mis dedos por tu monte sagrado,
y desciendo al geiser ardiente
que hierve al a los acordes de mi mano .
Entonces, tus claveles reventones
se abren en la cima de las blancas colinas,
tu aliento huele a licor de fuego
y tu piel se encrespa al roce de mi lengua.
Es el momento, mi pincel se baña en tu paleta
mientras mi lengua, mis manos y mis dientes
dibujan, pintan, moldean y desgarran
a una nueva mujer , un nuevo cuerpo
que tiembla se encrespa, gime y se derrama
prendida al caballete de mis piernas
hasta quedar en el lienzo retratada.
LIENZO DE LLUIS RIBAS