Franklin Sandi

Las sonrisas de los ojos fijos

 

Todos ellos sonríen

sin escuchar su tic tac ni mirar el calendario

desde esas gradas de pasos

detenidos un abril anodino sin lluvia.

 

Aunque no son los mismos ahora

cuando aclaran sus sonrisas

frente a mis ojos ciegos

no pueden ser otros, no pueden

ser distintos, son los mismos

de entonces, solo que esta vez sonríen

con la mirada al frente

sin mirarse entre ellos.

 

Al verlos me pregunto de qué modo

se fueron allá, de qué manera extraña

empezaron a estar

en todas partes

cuándo aprendieron a barrer el olvido

y las huellas que se iban en caminos de vuelta

y por qué se hicieron hojas de tristeza

para este corazón empedernido

que no entiende el verbo

sonreír que conjugan

aquellos ojos fijos

muertos.