Como un murmullo de suspiro,
Llegaste en tiempo y aliviaste un corazón roído.
Deshecho, quebrado, por todas esas noches de guerra que no luche,
Batallas que no combatí, lágrimas que derrame.
Tenía ese dolor en mí,
Ese sentimiento de pérdida, de amargura,
Dolor de cientos caídos
Noche tras noche, día a día,
Era el lamento escondido en una cara de alegría.
Después me permitiste danzar contigo,
En un momento de desenfreno y lujuria.
Olvido por un segundo quien soy, a que vengo.
Solo sé que te tengo y no te tengo,
Porque eres mía corazón,
Porque eres mía, como del viento.
De placer el alma grita, me controla me adjudica,
Aunque carente de razón me encuentro, te advierto.
Si callo un minuto más, mañana mi amor, mañana no despierto.