LA LASCIVA
Enamoróme una bella morena
Con cierta fama de mujer fogosa
Mas, sabedor de que era muy hacendosa,
Juréle darle yo una vida plena.
Desposéme para la Nochebuena
Y, después de gozar cena copiosa,
Encaméme temprano con mi esposa,
Y entonces comenzó mi cruel condena.
Mostróse de principio muy modosa,
Convirtióse al tercero en una hiena,
Y, ya en el cuarto, se acabó la cosa.
Dejéme aquella noche la bofena,
Me levanté como momia ojerosa
Y ella, tan fresca como una azucena.
Topéme con fiera buscando templanza
Y, por no sucumbir en la refriega,
Huí de la lasciva y de la chanza.
Febrero de 2016
Jose Cruz Sainz Alvarez