De polvo hecho,
y el fino barro bajo mis pies descalzos,
de vidrios y flores el camino al lecho
al que me dirigen mis ansiosos pasos;
Que dispersos están mis pensamientos,
flotando lejos en un abismo tan frio
que enmudece de mi lengua sus argumentos,
hundiéndome en un triste desvarío;
¿Perdida o muerta mi conciencia?,
difícil atinar con la verdad honesta,
tal vez sea locura y su inclemencia
o solo sea melancolía funesta;
¿A dónde fueron los señores antiguos
que hoy abandonan mis senderos?,
¿es a caso que imploro a los ambiguos
o solo ignoran mis clamores agoreros?;
Quise pintar neblinas de joyas de colores,
bordar poemas sobre las blancas nubes,
y en las montañas sembrar amores
desde sus faldas hasta las altas cumbres;
Pero entre el polvo las flores no cresen,
no se puede forjar recuerdos ceñidos de olvido,
si en el silencio mis palabras languidecen,
no puedo soñar fortuna sin estar dormido;
y en el horizonte los espíritus tlaloques resplandecen,
tan atroces y voraces, inflexibles en su afán,
como si clamaran por mi sangre me ensordecen,
como Abriendo para mí las puertas de Mictlan;
tan solo polvo que sin rumbo viaja
entre veredas y caminos viejos,
polvo soy, polvo seré en la mortaja,
polvo que en el viento se desvanece a lo lejos.
Solo polvo…