Un muñeco clavado en la pared...
Su boca es un guión imitando al silencio...
Sus ojos una mancha de soledad...
Su mirada una pérdida en la realidad...
Sus labios, el vuelo de mariposas disecadas...
Su temple, buscando los vestigios de la vida...
Sus manos, el tacto olvidado...
Sus piernas, nido de puntos suspensivos...
Las nubes de su interior
se vuelven líquidas envenándose
la sed de engullir las lágrimas
de la corteza en lápidas de savia
que mira con una hoguera en su corazón de palo,
El muñeco detenido en un sueño...
Como una felicidad en blanco...
En una hoja de piel pálida...
Que aún no conoce la prosa de vivir...
Sin conocer la poesía de existir...