El amor siempre es un asunto que remite a tres
dos son los amantes necesarios
mas existe un fantasma ocupando el lugar tres
representa al resto del mundo
al mismo mundo y al resto que
no forma parte de estos dos amantes
por otros cuerpos y nombres tener.
A veces el fantasma se entromete
entre los dos enamorados
se queda para siempre
entre un fuerte puente olvidado
y corta irremediablemente
una hermosa relación.
El amor siempre es bello
siempre y cúando sea amor.
A veces un amante toma
de la mano al gentil fantasma
bailan los tres un danza macabra
ríen y lloran, se relajan
luego, lo dejan respirar, un poco, un poquito
y vuelven a amarse los dos solitos
mientras el disgustado lejano mira aquello
ajeno, sin participar, excluido del misterio.
A veces los dos amantes acometen el plan perfecto
asesinan al tercero entrometido sin pretexto
niegan y esconden su fantasmático cuerpo
bajo hojas otoñales son llevadas por el viento
el fantasma no perdona
arremete toda furia
se deconstruye en infinitos fantasmas invernales
que hostigarán en pesadillas a los comensales
de casonas avejentadas arrojándose sobre sus cuerpos
como una multitud revoloteante de polillas angustiadas
y disolverán el último amor que en ellos quedaba
esa será su eterna venganza.
A veces, entra en juego un tercero o un cuarto viviente
siempre con nombre de ágil bestia femenina y perfume atrayente
o un cuerpo más-culino desafiante del deseo, carente de sentimientos
irresistible al desenfreno, tan diferentes a nosotros cuando éramos pequeños.
A veces un cuarto no basta, un quinto o un sexto aparecen
un cuarteto de manos traviesas va sumando lentamente
una orquesta de espíritus extraviados
errando notas falsas por ocupar un espacio equivocado
buscando su par como huérfanos calcetines solitarios
llenos de orificios, de vacíos agujeros
buscando su complemento para acabar el tiempo
dignamente sin temer destierro al basurero.
A veces los amantes son tragados por la mar
y nadie vuelve a saber nada de ellos, nada nunca jamás.
Nadie tampoco recuerda cuanto se amaron
en esto, reside lo tristemente bello
ya no hay mundo tras ellos.
Al fin, alcanzaron la plena libertad.
Algunos viven su amor pasajero
utilizando al gran fantasma como puente indiscreto
nunca ellos alcanzarán la intimidad del amor sincero
donde dos valientes son los sobrevivientes
de haberse conocido los detalles interiores
profundamente, ahora se aceptan sin temores.
El fantasma es implacable en su justicia incomprendida
sin rostros llega pero una legión de corazones es su compañia
cancelará cualquier proyecto
por no acatarse a las leyes
del supremo sentimiento
entre los dos amantes y su consentimiento.
Abajo con ustedes, dirá sin voz el fantasma
partirá en el aire el escenario de la farsa
caerán ellos dos sin remedio a su castigo
ahogándose, en una región de los sentimientos perdidos
del cual amor ya no es su nombre.
Pero.
Algunos, no creen en fantasmas.
Algunos evaden al resto de los espíritus conocidos
del mundo que los rodea y es testigo
de lo que no entra en ellos no guardan ningún registro
(no intuyen que
tras su mundo otros mundos permanecen activos)
por tener cuerpos pequeños y razonamientos disminuidos.
A veces los amantes fuimos nosotros dos
hasta que renegamos la posibilidad de nuestro amor
el fantasma nos empujaba siempre bajo su influjo mortal
a una playa de estacionamientos, a un decadente parque o a un bar
pero nos despedíamos antes de concretar
nuestro amor en documentos
que el olvido prescribirá
en su perpetuo tormento.
Hasta la muerte podremos amarnos
mas allá formaremos parte
de un gran fantasma de fantasmas
que se entremete en los sueños de la gente
borrando lazos innecesarios, anudando amores prometedores
pero que ya no puede formar parte del amor
Por haber quedado fuera, fuera del juego mi amor.
(a E. Borgoño)