“Carta a un amor inefable”
- Hermes Varillas Labrador
Una decisión de escribir estas líneas movido y por motivación de razones inefables en mi vida que ni yo mismo alcanzo a descifrar, pero que tiene un objetivo explícito y que al final de esta misiva, espero puedas determinar si he logrado mi cometido, sin embargo aclaro que esta carta tiene una finalidad y no un final...
Hoy día con tanto bombardeo a través de los medios de comunicación, de modas y costumbres a la par de un mundo que marcha con prisa desesperada hacia un derrotero desconocido, pareciese que se nos niega el derecho al romanticismo, a expresar nuestros sentimientos y afectos, nuestros emociones y pasiones, nuestros sueños y aspiraciones,… de la forma en que lo hacían en otras épocas nuestros nobles abuelos y bisabuelos, nuestros antecesores.
Enchapado a la antigua, en una condición que considero no es delito, y sí un paradigma sospechosamente impuesto, permíteme obsequiarte con una de mis humildes citas: “La crueldad mata el deseo. Por ello estemos siempre conscientes de promocionar el amor y el romanticismo a pesar que parezcamos cursis”…, en todo momento utilizando como instrumento a la buena educación y la cortesía, te escribo estas expresivas líneas para ratificar lo que con palabras has escuchado en más de una oportunidad…. Y hasta te preguntarás. Si te tengo a cada instante a mi lado, ¿esta carta qué sentido tiene?
Hay quienes tienen dominio en la elocuencia y en un discurso pueden vencer y convencer con más argumentos que autoridad, otros que humildemente hacen uso de un verbo escrito, y en su prosa o en su verso pueden plasmar todo un paisaje con los más bellos detalles, como cuando te escribo poemas y en ellos eres figura central, y el fondo es el paisaje que en perfecta armonía cristalizan una colorida y amorosa postal.
Y a pesar del poder de expresividad que tienen mis letras por encima de las palabras, me quedo corto al tratar de explicarte lo mucho que valoro nuestro recíproco amor y tiernos afectos, en el entendido que son una fuerza que no vemos a simple vista, pero que nos mantiene amorosamente unidos.
Recuerdo que en una oportunidad tuve la intención de dedicarte unas líneas, hoy creo es el momento propicio… “No debes disculparte si en ocasiones no sabes ni que escribir, tal vez poco te gusta mi poesía como arte y mis pensamientos hacia ti no tienen fin, mis caros sueños son besarte y abrazarte y con bombardearte, no sabes qué decir… no me canso con mis versos el confesarte, por amarte y adorarte me atrevo hasta morir y después de muerto volveré a poetizarte, allá en el cielo valdrá la pena resucitar por ti”
Tal vez en viva voz y con palabras no lo pueda expresar, expresar mi inmenso deseo de llorar, llorar no es malo, es un paradigma absurdo que el machismo nos prohíbe, y que quiero con estas líneas derrumbar,… En el péndulo de la vida entre risas y desconsuelos me hacer llorar pero de alegría al contemplarte con embeleso… lo confieso pero no como pecador, deseos de llorar, sí de llorar, pero de infinita felicidad.
Felicidad que hemos construido unidos, y que como obsequio de Dios es infinita, pero que requiere seguir construyéndola, pues como hermosa obra, crece, crece, crece y no tiene final…
Y así como nuestra felicidad a esta carta no quisiera ponerle punto final, y no lo tendrá pues sueño con muchos años unidos que me permitan continuar escribiendo, por tanto mi despedida es con tres puntos suspensivos…
Tu amante escritor, tuyo por siempre.