Todas las flores del jardín
sonríen de igual manera,
todas han de sonreír
por ser hijas de la primavera
así sea la última o la primera.
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La mujer en su esencia plena
es una flor rozagante
es ese compendio fragante
siempre de ilusiones llena,
es como tarde serena
que abraza al sol agonizante.
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Ay niña cuantas cosas ignoramos
del mundo de la poesía,
son caminos que andamos
a veces sin recordar la vía
y como un acto de rebeldía
a veces la ignoramos.
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¿Sabes niña? la poesía existe
tiene alma propia
ella sufre y resiste
y en el alma se acopla
como viento que sopla
en las tardes grises.
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Por eso hoy he querido,
pues me lo había prometido
pequeña incrédula
dedicarte mis estrofas
y si el corazón te toca
y el alma te enciende
serás el capullo breve
que abre y se vuelve rosa.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela