Cansado, lerdo, estupefacto
un día estuve con mi prosa breve
arañando en las cuevas de intelecto
el verso que redime, de ecuación exacto
fuerte y a la véz humilde y leve
que trozara la cara del tirano
forjada de moléculas de azufre,
pero también suave cual piadosa mano
en la llaga purulenta del que sufre...
Pude lograrlo a veces, mas en mi instinto
volvía mi verso terco, caliente y poderoso
a cantarle a las feminas traicioneras
y a beber en sus pezones vino tinto,
pues no apreciaba mas, en mi pasión goloso
que hundirme en sus abiertas heras
como lo hacen las hambrientas fieras
que al rajarle a la presa sin piedad el pecho
al temblante corazón se van derecho...
había otro anhelo que tornábame siniestro:
el de llegar a ser depredador perfecto
y así me coloqué en la fila
de buscadores del pensar abyecto
y me leí con fruición a vargas vila,
pero luego lo pagué con creces
al chisguetear mi espíritu con heces...
Hurgué en otros libros de patanes
donde describen la vida de Don Juanes
y sus trovas me aprendí
derramándolas alegre en las ventanas
de virgindades que vencí,
mi voz era en extremo cadenciosa
y al anidar la vibración en sus oídos
sus puertas me abrían presurosas
cayendo a mis pies entre gemidos.
Fuí un invitado a la farándula grosera
de un mundo que devora carne
donde se vierte la palabra traicionera..
¿Que mas podían darme?
lealtad nunca esperé
ni yo la dí,
así es que dije para mí: PEQUÉ
por danzar en este mundo condenado
pero también aprendí
que nadie podía yá quitarme lo bailado...
Al mundo dicen turbias gentes
se viene a competir a los potreros
y es menester usar garras y dientes,
el que tiene la plata es el banquero
que goloso moderá mas inocencias
y el que mas tarde al finar las incidencias
lo va a pagar cuando le quemen el trasero...
No existe el infierno, ¡lo aseguro!
pero hay otro infierno que es mas duro
que facundo descubrió sin ser de ciencia
donde los sufrimientos son mentales
y se pagan con dolores de conciencia.
El hombre nunca pasará de ser un ente
que en la vejéz se acerca a Dios de puro miedo
y le dice:-no vuelvo a comer carne pestilente-
mas la verdad hay que decirla
aunque a veces apesta a puro pedo,
que solo lo hace por que ya no tiene dientes
volviéndose así vegetariano,
en cuanto al sexo que tanto apeteció
de garañón en célibe paró,
mas la pura verdad será mi hermano
que es su impotencia la que habla
dándole un fuerte coscorrón
pues ahora ni tomándose su viagra
conseguirá una mísera erección...
Tomar conciencia no es a Dios ofrecerle \"sacrificios\"
para librarnos de oscuros precipicios,
la vida es una escuela en que se aprende
no en teorías de la mente
que a veces se reporta relingaza
si no haciendo, pues aunque parezca un anatema
solo vamos a prender que el fuego quema
cuando metamos las manos en las brasas.