Regresé a tú casa y supe de tú don
descubrí tú pericia,
tú alegría,
tú gesta,
e hice contigo el perdón
que al corazón alimenta
Tanto amé tú vida
que sin ti me siento cojo de aliento,
de tu sueldo me alimento
y recompongo así mi sonrisa
formé un suelo de recuerdos
y apliqué ahí un espejo,
memorias de cuentos viejos
que alegran mi fuero interno
Recuerda mi nombre siempre
soy pequeño y tranquilo
mas mi historia ya tiene dueño
y se hila con sigilo