Excelso tu poema que al alma
acoge sin ninguna pena.
Lo copio y pensé en voz alta:
-Camino...voy descalza
y tengo frío de zapatos
sin huecos ya...
donde descanse el placer
que escape
porque se ahoga
entre mi esperanza
casi dormida.
En la maleza
de tu cuerpo tendido
y yo despierto tu pereza
con tantos bríos...
Esos que nos hacen enmudecer
a los dos en el mismo instante
que nuestros ojos
se llenaron de luces
del deseo aguantado
por tanto tiempo,
cuando nos decidimos querer.
Hoy ante mi cuerpo,
que por fin lo siento
desgarrándote todos los misterios
que hay en un ser incierto,
es que te presiento y te veo...
Pero ya en ti creo.