He sentido el dolor horadarme
como un río de lava
y dejarme un vacío infinito
en medio del alma;
un dolor inclemente, asesino
que todo lo arrasa
y que deja un erial calcinado
allá donde pasa.
Regaré con mis lágrimas ciegas
el ánima yerta,
sembraré nuevas flores de amor
en la tierra desierta
y otra vez brotarán olorosas,
fragantes y frescas
y ese inmenso vacío lo irán repoblando
mariposas, gorriones, jilgueros,
ardillas, abejas…
Beso a beso iré construyendo
una nueva morada,
donde pueda tenerte en mis brazos
a mí confiada.
Llenaré nuestra casa de flores
recién cosechadas,
sembraré nuestro lecho de amor
con las rosas más grana
y abrazado y perdido en tu cuerpo
y fundido en tu alma,
volveré a renacer como Fénix
prendido en tus alas.