Araceli Vellber

. Sobreviví.

Sobreviví, al primer amor y a su fracaso,

a pesar de tener unos labios que podían abrazar el mundo

y repartir abrazos capaces de derretir el más absoluto de los aburrimientos.

Sobreviví al primer beso,

al silencio entre los gritos

y a los ecos de los ruidos

y también al exceso de abrazos,

a la pesadez de la dulzura de algunos besos.

 Sobreviví, al fuego de tu cuerpo

y al incendio de mis sueños,

aun mal sexo

y a un mejor deseo.

Sobreviví al juego de tus sábanas blancas de raso

y a los saltos de cama con escote como acantilados,

a beber tequila sin vaso y al polvo blanco.

Sobreviví al terremoto de tus manos,

al primer intento de suicidio y a los siguientes,

a la falta de tus besos, sacando los besos congelados.

Sobreviví en mi primera batalla y en mi primera guerra

y a las ideologías imperantes.

Sobreviví poco a poco, despacio,

como los primeros andares de los niños,

como los pájaros toman su primer vuelo.

Después de muchos años,

sobreviví al primer San Valentín,

con el corazón en blanco.