Me desangro en hemorragias blancas
que blasonan los lienzos de mi lecho
y pinto con mis dedos tu retrato
mojando en la paleta del deseo
el sueño enamorado de tu ausencia,
el frío desamparo de tu cuerpo,
untando los pinceles del recuerdo
en la seca paleta de tu sexo.
Mi piel se resquebraja y se cuartea
como la tierra huérfana de agua
y mi fuente se ciega y se emponzoña
esperando tu cántaro y tu jarra,
añorando el aroma de tus labios,
el perfume frutal que en ti transpira
la miel de tus racimos espumosos
el maná de tus bocas encendidas.