En la Catedral
de San Pedro y Santa Cecilia,
delante de un Ángel
de mármol, ofreciéndome
agua bendita,
para persignar.
El ferviente deseo
de acercarme
hacia el Jesús en la Cruz.
Entré con Fe,
con Amor,
con Regocijo,
para agradecer los inmensos
felices días que pasé
en la maravillosa Mar del Plata.
Recé por la felicidad
que sentía.
Por la felicidad
de los necesitados.
Por los que perdidos
por las calles, piden pan.
Por los que no tienen
qué comer... y hambrientos están.
Por los enfermos.
Por los que no tienen trabajo.
Recé por mi Argentina
y por todo el mundo.
Hugo Emilio Ocanto
17/02/2016