Ese día aciago se vistió de sangre
tres tiros certeros, justo al corazón
jamás dejó que ella le niegue un deseo,
no estaba en sus planes...que le digan no.
Siempre los dos juntos eran la pareja
que envidia a su paso, sembraban por doquier
caricias y besos había a montones,
pero la desgracia...marcó el día aquél.
Así es la vida, nada es absoluto
hoy la mente absorta piensa solo amar,
mañana la misma, idea se tuerce
y el drama aparece...hora de llorar.
Hay muchas guiones y distintos finales,
más esta hablaba de un final feliz
pero en un minuto, estalla el drama
y todo lo bueno...se hace perdiz.
Él miles de veces, le dijo te quiero
ella vivió siempre cual ángel del bien,
ese instante necio surgió de repente
y dos que se amaban...¿quién mató a quién?
Esta historia triste quedará por siempre
en la gris y amarga, crónica policial
la tarde en que el nieto le pidió un dulce
que la abuela mala...no quiso comprar.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)