Y mis palabras, inútiles, chocan unas con otras.
Rendidas, se resbalan torpes de mis labios.
Esparcidas como otoño las recojo para dártelas,
y encender tus ojos tan llenos de pasado.
Cada palabra mía encierra un poco de mi ser,
La verdad se fragmenta en miradas personales,
Y son tan diversas ¡que no modulo!,
La realidad no se dibuja en un escritorio.
Y con ellas hago un cordel infinito,
Para que en el espacio inmaterial del tiempo,
Tan lleno de silencios,
Furibunda, una logre subir por tus cabellos
Y te encuentre sencilla en el cuarto dorado,
¿Te atreves a jugar conmigo en primavera?
Eres, soy y somos de infinitas formas Instantáneas,
de las cuales amo todas.