Cuanto amor le tengo a ella Dios mío,
han sido noches de silencios y esperas,
muchos inviernos y muchas primaveras
me has visto buscando su atavío.
Besos en rosas envueltos en rocío
en un festival de bellas quimeras,
caricias tan tiernas y verdaderas,
que calienten mi repentino calosfrío.
De mi corazón motivo de su alegría
y del cuerpo tibio sus temblores
destellando pasión y algarabía.
De abrazos sinceros un sembradío
donde sus besos serian bellas flores,
has que tenga piedad de mí, Dios mío.