No tengo nada de tu cuerpo
en mi cuerpo.
No tengo la palabra
no puedo
y tengo la esclavitud del deseo,
también la del no debo.
Ahora que hay Sol y Luna
que las mañanas son frías
y las noches no existen,
tengo la soledad del trago sin compañía.
Y yo que tenía tus abrazos,
pensaba que era el mundo entre mis manos,
al final resultó ser el cuento de los sueños
y alrededor era todo blanco,
no tenía más sueño, que aquel beso entre dos labios.