Ojos incansables de ver
entre los árboles y las rosas
entre los sujetos y las cosas
en su constante ir y venir.
Ojos que se alzan al cielo
buscando paz, queriendo encontrar consuelo
que se extienden hacia el horizonte
queriendo divisar un afable porvenir.
Ojos que se pierden en los montes
remontando soledad
que miran al suelo con humildad
sucumbiendo a su sensibilidad.
Ojos que acompañan al llanto
con sus hilos de dolor
cuando sufren quebranto
cuando pierden un amor.
Ojos que sonríen
cuando invadidos por la alegría
festejan su felicidad,
que se avivan cuando se han enamorado
cuando se quedan velados
al percibir la belleza
de la dama, la de porte de princesa,
al contemplar la egregia obra de la naturaleza.
Ojos que se cansan
que taciturnos llevan a cuesta los años
que tristes expresan de la vida, los daños,
ojos que se aferran hasta el último segundo
cuando el ocaso llegó.
Ojos que se cierran
cuando todo terminó
cuando la teatral actuación de la vida, su telón bajó
cuando vencidos, pierden de la existencia, el rumbo
y que en su acorde final gélidos e inertes
resignados se despiden de este mundo.
Lebusla
Derechos Reservados