Por la larga vereda de la tarde
va quedando tu huella escarnecida
cuando vas inoculando tu silencio
en el frio alborozo de la vida
Y que importa si barrieron
de mendigos las calles y avenidas;
a los presos talquearon y vistieron
pa’ que la santa visita sea recibida
le vas arrebatando tentaciones
al pétalo que en mi mano se calcina
quedan a la vera murmuraciones
de esas que tapizan cada esquina
Que el petróleo está en una cascada
y hay submarinos listos a rescatarlo
el miedo y el hambre siguen en la jugada
aunque maduren la fe de descartarlo
Bajo la misma farola vendesida
colocas tu atlética marquesina
y le tomas los cuernos a la vida
para moldearle una ilustración supina
Hoy te enteras que el hambre es asesina
cuando sonó de tu puerta el aldabazo
le diste por destino al futuro la letrina
hoy aprieta el último caderazo