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¿Cuántos ayeres no recorrí por tus venas, amor?,
si enardecía la sangre viva e hirviente,
entre mi corazón y tu cuerpo sin más dolor,
cuando mi alma lleva, una luz evidente,
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¿Cuántas cosas deleité en tu mirada?,
si quería la voz viviente en eco de tu garganta,
que el ayer se hizo hoy, pues me buscas enojada,
cuando me fui de tu lado y dejé en tí una sicofanta,
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¿Cuántas rosas de abriles dejé en tu alma?,
si acaricié los brumas de mi cielo en cencios,
me perdí en un camino sin flavo color en desarma,
porque de tí, se enamoró un corazón en recencios,
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y el ayer se hizo hoy, cuando por más quise lo que tenía,
y sería un alma y un corazón al acecho por lo que perdía,
y fue el ayer en que hoy, no te tengo más de lo que podía,
porque pude tener lo que quise en verdad y zumcumbía.
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