Raul Gonzaga

Pebeteros con ardiente corazón

 

Le di la buena noticia:
Su rostro se sonrojó,...
Me quemo, de su alma, el fuego
Y de repente lloró;

Semejaba arpa vibrante,
Ese incendio se apagó,
Me guardé ese rostro de ángel
Donde escondí aquel amor;

¡Qué raras son nuestras almas!
¡Qué viva está la pasión!
Somos como pebeteros
Con ardiente corazón…