He guardado para ti toda la noche…
Y quiero ser candil sobre tu cuerpo,
y quitarle el disfraz a tanta sombra
para que no te devore
el laberinto ciego del olvido.
Seré una mariposa solamente
sobre el cristal urgente de tu cuerpo:
aliento aleteando entre tu aliento.
¡Casi tan mío, casi,
como la noche misma!
¡Ah, nuestros cuerpos sumándose
al cuerpo innumerable de la noche...!
Y nos volvimos locos como el viento,
prontos como una fruta aferrada a tu boca.
En la avidez del aire
te acercas a la orilla secreta de mi cuerpo,
desafiando sin fin la madrugada.
Y en tu costado se alza
la luz amanecida.
¡Soy tan solo una pluma,
una pluma deseada
que cae sobre tu cuerpo!
Y de pronto apareces
salpicado de ayer entre mis manos,
totalmente de ayeres…