Le añoro a usted
desde lo más profundo de mi necesidad humana,
desde lo mas hondo de mi sensibilidad animal,
desde lo mas pleno de mi convicción racional,
desde lo mas arisco de mi totalidad absoluta.
La deseo a usted, amiga,
con esa pasión que estruja las paredes de mis venas,
con la imaginación que brota de mi jardín erótico,
con la presión irresistible de mi miembro sublevado,
con la misión de engendrar
que legó confiadamente la naturaleza en mi.
Espero de usted compañera,
la confianza para compartir el delicioso juego del instinto,
burlando con risas las normas
que recortan los contornos de nuestros egos de luz,
y con estas risas
construir un espacio de burbuja donde solo quepamos los dos;
y si de nuestros placeres brotan otros seres
que sean ellos los encargados
de estirarlo y también de reventarlo.