Acostada sobre mi cama
siento tremendas ganas
de que tú estés cerca de mi
o es que acaso no me ves
cuando tú estás,
que boca abajo
no puedo ponerme
enseguida me imagino
que estás y sobre ti
quiero ya verme.
Es que la mente pulula
a mil revoluciones
por segundos
y no puedo controlar mis emociones
sin que yo sea de otro mundo.
La almohada es tu rival
y es lo que más rápido
suelo alcanzar.
Una de las puntas
la enrosco fuertemente,
pero al final me doy cuenta
que es un engaño,
que no lo cree la mente.
No obstante con ella,
logré obtener un orgasmo
tan delicado,
casi imperceptible
que se me escapó,
se me pareció
a una estrella y su correr.
Como se escapa el hombre invisible
que a veces quisiera
con él hacer el amor
y que tan rápido no se fuera.