Pasan los días y no estás, crecen melodías que me anuncian que no volverás,
Tristes melancolías me recuerdan que hubo alguna felicidad entre alegrías pasadas,
Y yo aquí... discutiendo con la almohada si me darás los buenos días en las madrugadas,
Si de repente surges de la oscuridad en la nada en la que te refugias dejándome abandonada,
Extraña rareza cuando son tres años de nobleza en conexiones certificadas,
Embaucada de pobreza, mi alma no expresa con certeza la ilusión desilusionada,
Digo con certeza que no me lees, que no entiendes nada, que ni me buscas, ni me miras, no me escuchas... no me ves,
Presionada en una lucha perdida que siempre que la miras está al revés,
me incita a escribirte una vez más cada vez, sin esperar a que pase un mes y otro mes.
Las noches avanzan en desconfianza ante tu tardanza de hacerme saber si la esperanza debí hace tiempo perder,
No sirven ni alabanzas, ni enfados, se esfuma en mí todo el amor otorgado porque es muy duro el pasado sin templanzas,
Le doy la bienvenida a la desesperanza... insomnia de la noche que me abraza junto con el reproche,
Abrochando mi fiel broche cuando te busco y no te encuentro, se revuelve mi alma por mis adentros buscando un algo que sea cierto,
Y ya no acierto, ahora se vuelve todo imperfecto, un amor que intenté conservar pero ha muerto,
Ya no tengo valor de pensar que en realidad ocurrió, me quedo con una verdad... mi sentimiento no cambió,
El tuyo simplemente se transformó, volando libre tan lejos como te fue posible disparando balas de tu auténtico calibre,
Tan impasible que mi mente ahogó entre las lágrimas de mi desalmada alma y mi obscuro corazón.