Me enamoré sin saber
lo imposible que es querer
de una bellísima dama
que lleva por apellido Juana.
Esta enorme damajuana
contenía mis delicias.
Su vestido era de vegetal tejido
y su delicioso contenido
me hizo ver las estrellas,
eran unas centellas
que daban vuelta a mi cabeza
decían que era una dama lesa
que con ella el que no cae, tropieza
Pero el hombre que es vivaracho
por su amor no ha de
agarrarse a coscachos
sino mirarla con descaro,
así me curo y me paro
Tomándola de su asa
tal vez conmigo se casa.