Frente al alba, me miraste,
y me besaste otra vez,
bebiste de mi néctar,
como un colibrí, soñador,
me enamoraste sin perdón.
Con tus alas me acariciaste,
rozaste tu pecho en mis pétalos,
sentí el calor, el fuego de tu plumaje,
que se aliaron con mi perfume.
Las gotas cristalinas de rocío,
no apagaba la pasión,
que recorría por toda mi tez,
al sentir tu boca en mi polen.
De pronto no te vi, colibrí,
con anhelo te busque,
ya no, te encontré,
te marchaste con el viento,
me quede sola en el huerto.
Eleve mis ojos al cielo,
tu sonrisa clara,
no la encontré,
ni escuche tu canto,
tu imagen de bello coloridos,
se fue perdiendo en el espacio.
¡Oh, en el horizonte, tú, volabas,
en el tallo del silencio!
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