Te acercas hacia mi, coqueta y sonriente, acomodas tu frondosa cabellera sobre tus hermosos hombros,
coges uno de mis brazos y lo colocas alrededor de tu preciosa cintura, mientras me miras fijamente a los ojos.
Suavemente acomodas mis cabellos hirsutos,
y con delicadeza acercas mi cabeza a tu rostro.
Me besas en los labios, como sólamente tú sabes hacerlo.
Siento un cosquilleo extraño por todo mi cuerpo.
Mi piel se eriza al sentir la cercanía de tus majestuosa desnudez.
Caemos entrelazados al frío piso de la habitación, que se me antoja superior a cualquier lecho real jamás diseñado.
Hundo mi rostro con desesperación y al borde del orgasmo en tus fenomenales pechos,
lentamente, y poco a poco, voy besando tu vientre y me pierdo en el bosque de tentación de tu pubis de diosa.
Siento que con tu boca y tus labios, juegas a sacarme el alma a través de mi enervado sexo.
Mil rayos y centellas destruyen mis pensamientos, y me entrego sin resistencia al abismo de la perdición y del olvido.
Pero... hay algo extraño que ha llamado mi atención.
Al coger tu frondosa y hermosa cabellera roja, he sentido que tienes dos pequeños cuernos,
y que en la parte posterior, llevas una esplendorosa cola.
Al mirarme, te pregunto atontado: Que quieres de mi?
Me respondes: \"Lo que por derecho he tomado\"
Despierto casi gritando.
Tengo el cuerpo de sudor empapado y todos los pelos parados.
La respiración agitada, y la mirada desorbitada.
Que pesadilla, la que he tenido!
Lilith, la diosa del pecado, la lujuria y la perdición,
para una noche de pasión, en mi cama se ha metido...