Un día empujé con fuerza
para salir del capullo,
trémula por ese arrullo,
que no me dejaba mover.
¿Cómo podía saber?
que me agarrarían las alas
nadie nace para prestarlas
no las podría ceder.
Soy libre- me dije
cada cuál debe aprender
a volar a su manera
de forma firme y certera
y no dejarse joder
por ninguna de las garras
que oscurecen a la tierra.