Enterré mis sueños y los tuyos,
En el jardín de nuestros secretos,
Y sembré cada palabra mía,
Al lado de cada sonrisa tuya.
Cuidé con cada luna,
La amable tierra de este sembrío,
Y besé entre mis labios con fortuna,
El amor de este cielo, convertido en rocío.
Recordé tu hermosa sonrisa,
Y la envolví en Lino fresco –muy labrado-
Y abrí un pequeño surco en mi jardín,
Donde también la sembré –enamorado-
Me senté al pie de la hojarasca,
Y recé en silencio por tus semillas,
Aquellas que con amor, esperé a que nazcan,
Entre fría noche de luna clara,
Y el rocío tibio de cada día.
Y pasaron muchas estaciones,
Y cayó también, mucha lluvia y hojarasca,
Se enfrió la tierra con blanca y frágil nieve,
Y ardió también, como corazón de sol ardiente.
Han pasado ya tres tiempos,
Y aún tus semillas no florecen,
Me pregunto, si es por este invierno,
O quizás, esperan a Septiembre.
Hoy nuevamente me despierto,
Al pie de mi jardín y del sembrío,
Y ya han brotado tus palabras,
Y también tu sonrisa... y un sueño perdido,
Hoy has nacido nuevamente,
En mi jardín de sombra y de jazmines;
Y tu vida se hizo un sol, en este corazón mío,
Y tus flores hicieron luz, en esta oscuridad mía.
Me pregunto ¿Por qué te Amo?
Y por que tanto te he esperado,
Y es que si siento que te he perdido,
Sembraré paciente tus semillas…
En este enamorado, corazón mío.