Tapachula
© David Gómez Salas
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Por ti, en mi infancia,
abracé con ternura
el día y la noche.
Y besé el agua y el aire.
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Me enamoré de tus lluvias y
tormentas.
Desee vivir, inmerso,
en tus ríos y cascadas.
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Aprendí a amar tus exóticas
selvas, frutos y flores.
Soñé en volar como tus aves
de múltiples colores.
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Me instruí para la intensidad
en tu mar abierto y turbulento
bajo tu sol vivo
y calor húmedo en todo momento.
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En tus exuberantes ciénagas
me formé para descansar
con el croar de tus ranas
y el zumbido de tus chicharras.
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Que desciendan del cielo y el Tacaná
los relámpagos y truenos,
Son amigos de mis tardes,
inspiradores,
recuerdos buenos.