Te vi sentada en el playa,
pies descalzos en la arena,
el calor del mediodía
bordando en tu piel estrellas;
el sol de tus ojos negros,
alumbrando tu belleza,
con tu sonrisa de aljofar
en labios de madreperla…
Coronándote la frente
las despeinadas guedejas,
de tu pelo de azabache
que en la brisa juguetea;
el rumor del mar arrulla,
tus ensueños de princesa,
mientras collares de espuma,
te regala la marea…
Extasiado al contemplarte,
tan hermosa, tan perfecta,
con esta sed de adorarte
que se hace fuego en mis venas,
e incendiándome la sangre,
hasta el corazón me quema…
Yo me acerco muy despacio,
para llegar a tu vera,
se abren las puertas del cielo,
cuando tu boca me besa;
tu aliento me da un perfume
de jazmines y azucenas;
y tu piel plasma sabores
de ambrosías y de néctar…
Le pido a Dios que a esta hora
el universo detenga
que nos muestre el paraíso
en una caricia eterna,
para que mi alma se ahogue
en el mar de tu belleza…