Sombra que cruza el espacio
y esparce al viento su aroma,
castillo que se desploma
triste tu cabello lacio.
Amarillo cual topacio
es tu rostro, que se asoma;
manos tiernas que me toman
y acarician, muy despacio.
Te me acercas y te abrazo,
tu sonrisa me enamora,
miramos llegar la aurora
poco a poco, trazo a trazo.
Me acurruco en tu regazo
como un animal herido,
que en la penumbra sin ruido
ruega morir, en tus brazos.
Son tus ojos dos remansos
que titilan, por las noches;
y mi pena dos reproches
navegando, sin descanso.
Y en el alba del ocaso
tu voz marchita, me llama;
para avivar esta flama
que todo quema, a su paso.
Franklin Joel Blanco Aparicio.
Villa de Todos los Santos de Calabozo.
Venezuela.