Mis últimos días.
Pétalos
desgajados,
Cayendo uno
a uno cada día…
Rosas rojas,
Blancas y amarillas,
Mudando días
lucidos de verano
en frívolos
días invernales.
Entre sábanas
me encubren,
Envolviéndome
en mi soledad,
Aislándome,
Apartándome,
Las risas y el vivir
de mis amados
percibo…
Ecos que se alejan
de día en día.
Esta mañana
he observado
desde mi litera
el caminar de
los tiempos,
Retirándose
a pasos lentos,
Empujando nubes
de gordas gotas
destilando desde
los fríos vientos.
De ellas algunos
chubascos
se vertieron en mi
apagado Jardín,
Coloreando savia
como en su roció
matinal.
Las aves chirrían
reilones y vivaces
moviéndose
entre las ramas,
De salto en salto
sacuden sus
mojadas alas,
Pajarillos carialegres
pareciesen conocer
de mí sufrir.
Luego el silencio
flotando se deja sentir
vistiéndose cenizo,
Apocando en su
vibrante revivir
al florido oasis por
mi atenuante dormir.
¡Oh! quien disipara
el gris perficiente,
Que... De la gracia
a mi vida aleja...
¡Oh! quien me
despertara
al nuevo día
en gonza
de alborada
¡De Amaneceres latentes!
Rosa de corolas vibrantes
de pecho erguido
rebosante,
Intima mía levántate,
No hagas desesperar
los labios
del doncel amante,
¡A la puerta ya!
espera fragante...
Ataviado de oro y púrpura,
Con túnica de pasión pasea
frente al nuevo día,
Abundancia de miel y vino
es su panacea...
Mi amado me llama
no le hago esperar,
Me apresuro,
Si despierta no lo sé,
No hay doblez ni duda
en mí deseo,
No me detengo,
Me apresuro
en medio de tan
exquisito éxtasis
a la puerta,
Asida a su cuello,
En sus brazos
alzo el vuelo,
¡Ya vivo!
-Ya duerme.