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Y se duerme en mí, el sentido,
cuando despierto en lo prohibido,
de amar la incertidumbre, por lo mas hondo,
y tan irremediable queda mi corazón herido,
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a viva voz grita mi alma,
en una gruta donde la sinceridad aguarda,
como las hormigas en comarcas,
van dejando marcas,
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a viva voz y atormenta mi alma,
y sin más calma que un espato de luz,
llega mi sino sin descender en marfuz,
y llega el frío a dar calor en la mañana,
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a viva voz desde mi garganta,
a gritar lo más alto posible,
una tormenta de inestabilidad,
cuando llega la osadía de amarte,
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y a viva voz, tú, escucha lo que dice mi voz,
cuando yá quedo sin voz por decir que te amaba,
e insistentemente se atreve a quebrar a mi alma,
desde que te marchaste de aquí con un adiós.
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