Por tus manos de seda,
por tu frente dorada,
por tus senos separados
amarte es un martirio,
es una tentación sublime,
tienes los ojos como brasas,
y en el alma un perfume ligero,
en la boca una flor abierta;
lo negro de tu pelo largo
es añoranza de mis manos
que tiernas olvidan desdenes,
vienes a encenderme la sangre
con un beso de amor;
desde el día que llegaste
hiciste de mi pecho un santuario
y rompiste los esquemas,
apagaste la luz de los ayeres,
porque formas vida a tu forma
convirtiendo la espera en un calvario
de mi amor en su Cruz;
Y aunque vuelas en torno a mi pena
clavas tu ausencia en mi interior;
pero te amo y así bebo las mieles
que secreta tu cuerpo
de tus íntimos huertos,
¡oh amor fugaz que presagias dolor!;
eres donde busco el placer escondido
en las noches de infinita pasión;
¿Por qué me clavas en la cruz del olvido?
si con tus manos robaste mi amor,
vas dando tormentos para mi corazón;
en el anhelo del contacto de tu carne
que me ofrece la tentación de sentir;
y saber que puedes producirme delirio,
placer, exaltación y excitación,
ya que eres el dulce ¡que yo quiero!.