Sobre el mantel
la cuchara espera
junto a un palto de hiel,
los ojos ajados
aprietan las lágrimas,
y juntas las manos
suspira por él.
Maldice la muerte
que se lo ha robado,
también el silencio
del amanecer,
y maldice el tiempo
que se la ha escapado
viviendo la vida
sin rozar su piel.
Sobre el mantel
la cuchara espera,
pero él no regresa,
y no quiere comer…