Cunpleaños.
No es para tanto:
sólo setenta y tres,
si mal no cuento.
Puedo trepar el cerro, todavía,
caminar por el bosque y su sendero,
sin ser valiente quise ser guerrero
y la lucha hizo mella en mi energía.
Puedo mirar de frente todavía,
y estrechar el abrazo más sincero,
llorar por Vos, que has muerto en el madero…
(el implorar no menguará mi hombría).
Puedo oír sinfonías majestuosas,
deleitarme ante el pájaro y su vuelo,
asumir el aroma de las rosas.
Por todo eso, Dios mío, miro al cielo
y te agradezco todo lo que tengo…
(aún puedo, todavía voy y vengo).
Derechos reservados por Ruben Maldonado.