Eres la mujer que todo hombre anhela tener. Aquella que nos hace vibrar hasta la última fibra. No importa si tiene el estigma de lo prohibido en la frente, el amor es el más intrépido de los guerreros. Siempre conseguirá el punto exacto para acariciar el corazón de la dama atrapada en su castillo de torres y puentes levantinos. En las noches de luna plateada te asomas en las ventanas de mi alma; por eso te llevo dentro de mi como un tesoro imposible de sustraer, una promontorio de joyas, detalles y alhajas de princesa azul. Y en los momentos de hechizo disfruto admirando a tu mirada, es la más hermosa expresión que he visto en mucho tiempo. Tus ojazos colgados del templo del universo, de las manos de las ninfas doradas tu rostro iluminado con la magia del relámpago. Es una caricia tu sonrisa como lazarillo del infinito; impetuoso torbellino con sus conquistas de nubes que planean horizontes espectaculares como tú. Eres la única mujer que me hace sentir que vuelo, siempre tras la senda del gran amor abriendo senderos e iluminándolos con el fulgor de tus luceros...