¡Oh!! Poesía sin ruta, pérdida entre el desatino;
No encuentras esa armonía para cantarle al destino...
Todo se volvió amargura desde que ella despojose de ternura;
Nada hay ya, porque luchar; el tesoro tan preciado, se ha desvalorizado.
El poema conocido es otro desempleado;
No hay a quién decirle coplas ni versos enamorados;
No hay ventanas entreabiertas que escuchen las serenatas; ni quien inspire las ganas de robarse una muchacha...
Hoy están en las cantinas, bebiendo a lo mero macho, jugando cartas, billar; y comiendo salchichón.
Ayúdame Dios, Señor nuestro; me iré a planchar y ver televisión.