Mientras aguardaba la partida della
Ante tu traición, sereno
brindo a mi fe más rica,
pues sorbiendo tu veneno
mi alma se vivifica.
Y si yo no te condeno,
¿quién, por mí, te justifica?
Como amarte siempre es bueno,
sarna con gusto no pica.
Mismo porque, si te quiero,
yo sé que al sentir sincero,
muy poco valor se da.
Por eso es que, sin rencor,
¡me vale un gramo de amor,
que un kilo de soledad!