A. Cuenca

No pertenecemos a alguien

¿Para que he de violentarme contigo si he nacido tan libre como tú?

¿Para que castigarte yo mismo, si la vida a lo largo se encarga?

Entiendo que tengo muchos defectos, mas allá de que estos sean diferentes.

Tampoco me es necesario saber de tu castigo una vez te ausentes,

solo debo ocuparme de mis errores,

errores tales como ver rostros sin abrazar legítimamente corazones,

deseos físicos sin haber antes conocido a quien ha estado o estará conmigo,

o quizás por crear en mi mente el inconsciente de que me perteneces.

 

No hay errores verdaderos en como se vive la vida;

a hierro matas... con inconsciencia vives

...y que peor castigo que el no encontrar el verdadero sentido de tu vida?

 

No creo en el paraíso o en el infierno;

creo en desprendernos de la carne que nos habla de deseos;

deseos que nos alejan del conocimiento,

el de saber que el placer tiene sus propios defectos.

 

Saborear la vida nos acerca a ella,

aún sabiendo que la muerte también nos espera

...y nos hace irnos deseando volver a querer vivirla,

a pesar de sus pesares y vicios que nos condicionan y aprisionan.

 

A veces me pregunto:

¿Como será vivir sin sentidos?

Es entonces que me doy cuenta que para ello no debería estar con “vida”

El universo y su infinito son demasiado tentadores como para querer estar encerrado en un espacio tan pequeño;

por eso me quiero ir sabiendo que aquí no estoy “viviendo”,

mas soy prisionero de mi envase llamado cuerpo,

donde todo duele a pesar de ser placentero,

siendo masoquistas que no queremos así entenderlo.

 

Quisiera ser parte de todo y nada,

mas nunca mas volver a sentir o pretender que “algo” es mío;

la libertad del alma es el infinito, no el estar confinado a este mísero delito.

 

Por eso amada mía, mi amor te deja libre como yo quisiera serlo;

pues es lindo saber que tu tiempo no lo creerás haber desperdiciado conmigo,

así es como yo he aprendido que mi deseo de estar contigo es tan solo mi deseo,

personal e intransferible; fué mí decisión entregarte mi parte,

mas no lo quiero si no es también tu deseo el de aprender de la efímera “vida”,

y de la “muerte” infinita para vivirla conmigo.