Duermes en el pecho del misterio. Tu cabello es el plumaje de las enredaderas. La luna tiene la bucólica mirada de la quietud. Escucho los aullidos de tu alma andariega; tus ojos son llamaradas. Te asomas desde los predios de rizados oscuros. Princesa india, mágica mujer escrita en las piedras moradas de las tribus, tus besos son las estrellas del firmamento; corre el agua por los desfiladeros vitales de tu mundo bonito. Llegaste con la ternura de las nubes, desde ahí bendices con tu corazón limpio, te quiero con el alma mi cielo.