De cera parecía la Luna enamorada,
no quiso recoger su tápalo moruno
movíase desnuda…besando como un hada…
y nuestro fue su lecho, tan miel como ninguno.
Estaban nuestros cuerpos en órbita licuada
tan lejos de la Tierra que te llamé: ¡Neptuno!
Por eso que tus brazos me tienen dominada
en donde me alborozo, rendida yo me acuno.
Podrán faltar al cielo sus auras y sus coches,
al suelo minerales, al ave su concento,
al ciclo de las aguas fusión de sol y viento;
mas no pueden nublarse tus ojos en mis noches,
son átomos…son soles...en todo mi aposento
y muero si te pierdes andando en los pedroches.
tápalo: chal o mantón