Apología de vida
Voy andando por la sombra
en dos ruedas, siempre
reiniciando viajes,
de caminos idos o venidos
Siempre bajo una feliz sombra,
que me orienta en la senda,
una tristeza que ensombrece,
o una, que cubre vacíos con resplandores
celestes y amarillos.
Es que invisible, paso inadvertido,
como el árbol en otoño,
poso semi-desnudo, empobrecido
de amor, el alma sigue dando batalla.
Solo o con alguna pena, no dejo de
ver la noche, que ilumina con estrellas,
la explanada
Lleno de amor recordados, tinieblas,
un coro de grillos que pueblan con
sonidos retumbados y medio sordo,
pienso en ti y apenas percibo la tibieza,
que con nostalgia guardo, de tus largos
brazos, abrazando.
Voy andando y quedando desierto,
como la playa, en noche de invierno.
Seco como un viento sur y su soplo
es la queja, de una balada en mayo.
Nélida Moni